Por Gilberto Celis
Aunque usted o uno del común,
precisamente por serlo, no lo crea, todo se reduce a que Andrés Manuel López
Obrador diseñó su estrategia de campaña presidencial en ser Presidente de
México en el Bullying; o sea en el agandalle, por las buenas, o por las malas.
--- Y, sabedor del significado y secuela de la
violencia, aconseja “flojito y cooperando”.
--- O sea, otorgarle el triunfo electoral; y si no,
desconoce el resultado a favor de otro candidato; y califica la elección de
ilegal. Complot, conspiración, confabulación.
--- Y que arda
México por el conflicto postelectoral. Mío o de nadie, botellita de jerez.
¿Se imagina perder
el sentido de la realidad y que nuestra conducta desordenada sea una reacción
causada por el delirio o la obnubilación de la conciencia?
Ya en este nivel,
la paranoia es manifiesta; en la creencia de ser víctima de una conspiración.
Estos síntomas que
está presentando el proceso electoral presidencial y que va evolucionando
negativamente, presentan fallas en el juicio, o en la percepción de la realidad;
como en Tepeaca, Puebla, en donde Enrique Peña Nieto, candidato de la alianza Compromiso por México, al salir de un
helipuerto, un grupo de personas con palos y piedras impidieron el paso al
vehículo en que viajaba.
Todo esto,
ante el nerviosismo, controlado, por el equipo de seguridad del candidato
presidencial del PRI.
Como
tercer síntoma de las ideas delirantes, paranoicas, tiene que al tiempo que en Mexicali,
Baja California, Andrés Manuel López Obrador se compromete a
terminar con la "ratería" en el país y a "quitar el copete de
privilegios", agradeció que los jóvenes están dando clases en esta elección
presidencial, porque han precipitado el movimiento democrático, al ser el
despertador de las conciencias".
--- Y dio la consigna: Él cae y cae y cae todos los días, él va para
abajo y nosotros para arriba.
--- Y luego, el llanto y el crujir de dientes.
--- Por eso le digo.
Gracias, le
espero mañana; con esto, que por eso, le llaman política.
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