Por Gilberto Celis
Con todo y las vivencias
electorales que están sacudiendo a la sociedad, todavía los partidos políticos
no responden, a la articulación con las demandas, que la ciudadanía
reclama para conceder su voto.
Al zarandear de su modorra a
la sociedad, obligándola a dejar la
comodidad de la perezosa, se hace presente el clásico cuento de Hans Christian
Andersen, “El traje nuevo del emperador”; en donde, con lenguaje cotidiano, da
salida a los pensamientos de quienes, por su edad infantil, se cree están lejos
de comprender.
Recordará usted, que trata de
un Emperador, a quien solo importa vestir con máxima elegancia. Dos pillos, se
hacen pasar por sastres, y convencen, de proporcionarle, trajes que eran
visibles solo para las personas del nivel del Emperador.
Como nadie quería parecer
estúpido, o inepto para el cargo, incluso el Emperador, cuando se prueba el
mentado traje, todos lo festejan, menos el niño que exclama “Pero si va desnudo”;
y el eco, fue a todos los lugares, y finalmente el pueblo rechazó la mentira.
Todos, menos uno, el
Emperador, quien se dijo que había de aguantar
hasta el fin.
Moraleja, no porque se crea es verdad, significa que lo sea.
Así, durante 30 años, seis
Presidentes de México y 3 mil senadores y diputados, entre otros cientos de
gobernadores, y miles de diputados locales, presidentes municipales y regidores, vieron desnudo a los del común, a la par que aplaudían el
traje neoliberal del sastre presidente.
Ya se alzó la voz, que hizo
ver la realidad de un México de muerte,
desempleo y pobreza; y al fin todos aceptan la realidad; menos uno, el
Presidente Felipe Calderón, que en uso y abuso del Poder Ejecutivo Federal,
insiste en guardar la apariencia, hasta el fin del sexenio.
Así las cosas, nadie puede
echar las campanas al vuelo; y menos corromper, y falsear realidades; con
responsabilidad, hay que hacerse cargo de ella.
--- Por eso le digo.
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