Antes o
después sucede lo inevitable; y esto ocurre cuando se han acumulado el número
suficiente de agraviados; tanto como para manifestarse y reclamar la
reivindicación de su derecho.
En los
Estados Unidos Mexicanos, donde el pueblo elige, pero no gobierna, se ha
llegado a la inevitable imagen que el espejo muestra como muy distinta entre Felipe
Calderón y el país del que es Presidente.
A seis
meses de que entregue el Poder Ejecutivo Federal, se respira opresión, en el sentido que
representa su rechazo a la presión civil y moral.
Los del
común, precisamente por serlo, no queremos quemarnos en las llamas de su
fracaso como Presidente de México.
Tampoco,
tener piedad en quien poco importan los 70 mil muertos en su guerra sexenal y
encima rechaza las críticas por sus decisiones en salud, educación, economía,
seguridad, entre otros latidos del corazón de México.
La
opresión, es la que fermenta históricamente la independencia de los pueblos, la
identidad en los sentimientos de la nación, a la autodeterminación a no ser
oprimidos, pero también a no oprimir.
Sin
embargo, las manifestaciones públicas, vistas como masas electorales enfrentan
la imagen de quien dicen es contrario al progreso de México, como si el
candidato Enrique Peña Nieto fuera el candidato presidencial del PAN en el
gobierno; además, no presentan su propio proyecto nacional de desarrollo.
Que son
apartidistas y juran devolver el poder al pueblo; que debe haber equidad en los
medios de comunicación y con ser de universidad privada olvidan el concepto de
empresa.
Mientras,
la mercancía de la mercadotecnia política electoral, hace su strip-tease, se
regodean en el table-dance y el chippendale.
Josefina
se ríe de las promesas de Enrique Peña Nieto, y Andrés Manuel López Obrador se
burla de los dos.
Nadie
piensa entonces en la revaluación del peso mexicano que lleva devaluado 24
años; el salario mínimo que ha multiplicado las casas de empeño y obligado a
medir la economía familiar con los dedos, en señal de la cruz para que alcance.
--- Y que
de un momento a otro, nos obligan a pagar por adelantado el consumo de la luz,
cuando si se tiene trabajo, el asunto es chivo brincado chivo pagado.
En ese
caldo de cultivo, todavía, Felipe Calderón, se dice abandonado y negado por
quienes lo quieren convertir en un presunto delincuente.
--- Por eso le digo.
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